“Hace muchos
años que en Venezuela gobierna un régimen cívico-militar con un deplorable
récord en derechos humanos”…
Por: José Miguel Vivanco
Human Rights Watch
- Los acontecimientos de esta semana marcaron
el fin de la fachada democrática del gobierno de Nicolás Maduro. El Tribunal
Supremo de Justicia, apéndice del Ejecutivo, decidió despojar a la Asamblea Nacional
de sus poderes y asumir funciones legislativas. Además, resolvió que los
legisladores que apoyaban la aplicación de la Carta Democrática
Interamericana a Venezuela, habrían cometido traición a la patria y perderían
su inmunidad parlamentaria.
La
reacción internacional fue inmediata: la mayoría de los gobiernos de la región expresaron su profunda
preocupación por lo acontecido en Venezuela. Sin embargo, el pronunciamiento
más sólido provino del Perú al condenar sin eufemismos “la ruptura de la
democracia en Venezuela” y ordenar el retiro de su embajador en Caracas.
El presidente Pedro Pablo Kuczynski, junto
con el secretario general de la
OEA , ha jugado un rol ejemplar en la defensa de los derechos
humanos y las libertades públicas en ese país.
Ante esta fuerte reacción internacional,
Nicolás Maduro optó por un repliegue táctico y “exhortó” al Tribunal Supremo a
revisar sus cuestionadas sentencias. En una reveladora movida que ejemplifica
la inexistencia de la más mínima independencia judicial, a las pocas horas de
la petición oficial, el tribunal obedientemente “aclaró” las sentencias y
retrocedió en las disposiciones más aberrantes.
Lo que hemos presenciado en Venezuela no es
un accidente reciente ni un acontecimiento aislado. A lo largo de los años, el
chavismo ha actuado de forma persistente y deliberada para debilitar los
mecanismos de control y avasallar los derechos fundamentales de sus ciudadanos.
Veamos cómo se ha ido degradando la democracia venezolana en función de algunos
principios básicos:
Separación
de poderes. No existen
instituciones independientes capaces de controlar al Poder Ejecutivo. El ex
presidente Hugo Chávez copó con adeptos el Tribunal Supremo en el 2004, y desde
entonces tanto Chávez como Maduro siguieron designando a incondicionales del
régimen terminando con su función de garante de derechos. Desde que en el 2015
los venezolanos eligieron a una abrumadora mayoría opositora en la Asamblea Nacional ,
Nicolás Maduro ha empleado al Tribunal Supremo para anular aquellas leyes que
afectan sus intereses.
Represión
de opositores políticos y críticos.
El Foro Penal Venezolano, una prestigiosa organización que brinda asistencia
legal a detenidos, ha contabilizado más de 100 presos políticos, incluido el
líder opositor Leopoldo López, arbitrariamente encarcelado por más de tres
años. Para estos presos no hay debido proceso y muchos han sido arrestados
sobre la base de información proporcionada por anónimos “patriotas cooperantes”. El gobierno usa con frecuencia sus
servicios de inteligencia para maltratar, detener y procesar penalmente a
opositores políticos y críticos.
Respeto
de los derechos económicos, sociales. Venezuela atraviesa una gravísima crisis humanitaria. La severa
escasez de medicamentos, insumos médicos y alimentos ha impedido que numerosos
venezolanos puedan tener acceso a una nutrición y servicios de salud básicos.
El gobierno ha negado que exista una crisis, no ha adoptado medidas para
mitigar la escasez y solo hace algunos días ha anunciado que solicitará
asistencia internacional. –
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Nota
Sr. Jesús, tú
guías sabiamente a las naciones; No queremos más odio, ni decadencia; No
queremos miedo, ni muerte; Danos la paz, la fuerza y la cordura que hará
justicia. ¡Por favor señor! Haz que las calles se llenen de nuestro esfuerzo,
con un despertar que sólo, nos darás tú, para construir un país de paz y de
progreso. “Esta es mi petición de hoy para todos los venezolanos.”
Amén
TodoesNoticia
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