(TodoesNoticia
26/04/2017) El presidente
Nicolás Maduro, atrapado entre la protesta el cual cada días son mas fuerte por
enfrentamientos y el lado duro del chavismo el cual perderá todo si el chavismo
suelta el poder…
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En esta nueva
jornada la Policía
volvió a impedir que la marcha opositora llegara a la Defensoría del Pueblo
en Caracas pero cada día los enfrentamientos han sido más fuertes y los
opositores cada día responden con más fuerza.
Para la MUD
y la Oposición en general es una buena estrategia ya
que a pesar de las fuertes represiones que hoy lamentablemente contó con otro
joven fallecido, el gobierno se debilita de manera contundente y más en el
propio seno del gobierno.
El presidente Nicolás
Maduro se encuentra entre la espada y la pared por la presión de las protestas
opositoras y del ala dura del chavismo.
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El presidente
de Venezuela se halla en una encrucijada, pero pronto debería tomar una
decisión si no quiere que la crisis empeore y la ingobernabilidad se desborde,
sostienen los analistas.
En la cuarta
semana de manifestaciones para exigir comicios anticipados, entre otras
reclamaciones, la Policía
impidió que la marcha opositora pudiera llegar este miércoles a la Defensoría del Pueblo,
a la que se le insta a que se pronuncie sobre los siete magistrados de la Sala Constitucional
del Supremo que anularon las competencias de la Asamblea Nacional. Un requisito necesario para
que el Parlamento pueda destituir a los jueces.
Cabe destacar
que el chavismo moderado propone convocar elecciones regionales a mediados de
año, junto a la reelección de los tres diputados del estado de Amazonas, y
comicios locales en diciembre. El ala dura chavista, sin embargo, descarta medirse
en las urnas y quiere aplastar a la oposición radicalizando la violencia en las
calles y encarcelando a sus dirigentes.
Con la
reelección de los tres diputados vetados por el régimen, la Asamblea recuperaría la
mayoría absoluta de 112 legisladores, de la que había sido despojada en
diciembre de 2015. La oposición entonces podrá ejercer plenamente sus
competencias, como convocar elecciones generales, nombrar magistrados y
directores del Consejo Nacional
Electoral (CNE).
Pero lo que
realmente preocupa al presidente Maduro son las protestas de la oposición, que
han recibido el apoyo de organizaciones internacionales y gobiernos demócratas.
Las marchas opositoras han sido masivas, efectivas y han sacado de sus casillas
al mandatario, según los observadores.
En las últimas
semanas, a su manera, Maduro ha tendido puentes a la oposición y la ha invitado
a dialogar para enfriar las protestas. Pero los líderes opositores no se fían y
no quieren repetir el fracaso del año pasado, cuando disolvieron las manifestaciones
con la esperanza de que el Gobierno cumpliera sus promesas de convocar
elecciones, liberar a los presos políticos, respetar el Parlamento y abrir un
canal humanitario para repartir alimentos y medicinas.
Ninguna de las
peticiones fue satisfecha. La crisis económica y social se ha agravado con la
crisis política por el intento de anular las competencias de la Asamblea Nacional
hace un mes. La oposición ha salido con más fuerza a la calle este año a
reclamar los derechos legislativos conculcados por las decisiones de la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo.
Maduro ha
enviado emisarios a los diferentes partidos políticos de la alianza opositora
Mesa de la Unidad
Democrática (MUD), pero ninguno de los dirigentes ha querido
atenderlos ni de cerca para evitar ser fotografiados o grabados con los
oficialistas; como ocurrió el pasado octubre en la mesa de conversaciones, en
la que ejercieron de mediadores el Vaticano y los tres expresidentes de Unasur,
el español José Luis Rodríguez Zapatero, el dominicano Leonel Fernández y el
panameño Martín Torrijos. El alcalde chavista Jorge Rodríguez no ha podido
romper esta vez la barrera de la desconfianza.
Los líderes
opositores están decididos a continuar con las protestas y presionar en la
calle mientras el régimen no ofrezca las cuatro condiciones para volver a la
paz y normalidad. Es decir, no ha habido negociación con el chavismo por ahora.
Así lo han declarado, Julio Borges, presidente del Parlamento y Henry Ramos
Allup, expresidente de la misma institución. Ambos son secretarios generales de
los dos partidos principales del país: Primero Justicia y Acción Democrática.
También hay
que tomar en cuenta los Integrantes del ala dura
El presidente
Maduro se ha mostrado «ansioso» por convocar elecciones, pero no ha aclarado si
serán las presidenciales, el objetivo central de la oposición. Pero en su
ofrecimiento, el mandatario se ha enfrentado internamente a los halcones del
chavismo que son el vicepresidente Tareck
El Aissami y Diosdado Cabello (número dos del chavismo), quien ha
declarado que «no habrá elecciones regionales».
Otros
integrantes del ala dura del chavismo son el alcalde del municipio Libertador
Jorge Rodríguez y el exalcalde Freddy Bernal, encargado de repartir las bolsas
de comida «Clap». Ambos dirigen las bandas armadas, conocidas los «colectivos»
que en su origen tenían fines sociales. Estas bandas paramilitares y
parapoliciales actúan con el estilo cubano de exterminar a los dirigentes
opositores y amedrentar a los seguidores.
El mandatario
está bloqueado entre la facción moderada y la radical. La primera está
integrada por la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, y algunos ministros y
gobernadores que dejó el difunto Hugo Chávez y que no han querido mostrar la
cara, apoyados por los disidentes que se marcharon y que quieren elecciones
regionales y locales para que Maduro no arrastre al chavismo a la caída. La
facción radical, sin embargo, no quiere negociar sino exterminar a la
oposición.
Para la
mayoría de los chavistas, que representan menos del 20 por ciento del
electorado, continuar con Maduro hasta el final de su mandato en diciembre de
2018 es más conveniente que con Tareck El Aissami en la presidencia por sus
supuestos vínculos con el narcotráfico.
Fuente: ABC España
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Nota
Señor, cuántos son mis enemigos, cuántos
se levantan contra mí; cuántos dicen de mí: "ya no lo protege Dios".
Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza. Si
grito invocando al Señor, El me escucha desde su monte santo. Puedo acostarme y
dormir y despertar: el Señor me sostiene. No temeré al pueblo innumerable que
acampa a mí alrededor. Levántate, Señor;
sálvame, Dios mío: tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla, rompiste los
dientes de los malvados. De ti, Señor, viene la salvación y la bendición sobre
tu pueblo. Amén
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