Es increíble
como las personas cambien y a su vez siempre se aprovechan de las situaciones
para ser el centro de atención entre las personas que lo rodean, una de las compañeras
de estudios de Delcy Eloína Rodríguez realiza una carta pública.
No olvides dejar su comentario y un me
gusta “GRACIAS”
Esta compañera
de estudios en la infancia de la canciller Delcy Rodríguez dirigió una dura crítica
en una carta pública a la representante de Venezuela en el exterior.
Zeudy Acosta
Paredes compartió con Rodríguez en el jardín de infancia y la escuela primaria.
La señora Acosta
comento que ahora ve a Delcy Rodríguez como “embajadora de la maldad, del terror, de la mentira”, todo lo
contrario de aquella niña que estudió con ella: “Quién podría predecir que te transformarías en la protagonista de un
cuento de hadas, pero en el rol de la
villana”.
“Te convertiste en una persona que, al menos
yo, desconozco; en la embajadora de un país portátil que viaja en maletines
verdes o blancos; tú representas todo lo que un venezolano humilde, honesto y
cabal no está dispuesto a tolerar o avalar, y por tanto, muchos nos fuimos, nos
han botado de la casa sin portarnos mal, mientras ustedes se enquistaron para
sembrar la desidia, una espiral de violencia que supera a una nación en guerra;
es una hecatombe por hambre”, comento Zeudy Acosta.
A continuación
le dejaremos la carta completa para que haga sus comentarios:
“Delcy, cómete un cable
Hace unos meses, un amigo de la infancia, de esos que pese al montón de
tiempo transcurrido, nunca olvidas por las experiencias y vivencias que tienen
en común, hizo una convocatoria grupal digital. Allí coincidimos vía whapssap.
La alegría nos invadió, se apoderó de nosotros por horas continuas de conversación.
Anécdotas, reconocimientos, nos actualizábamos día y noche, de madrugada
incluso. Quienes viven en Venezuela o los que nos encontramos fuera, por igual,
imponíamos nuestra cuota de sacrificio en incansables horas de tertulia.
Progresivamente, el número de agrupados en “Escuela Bianco”, fue in
crescendo, iban surgiendo nombres, y de alguna manera se establecían los
contactos por cualquier vía hasta dar con un número. Sin embargo, aunque se le
mencionara en varias oportunidades, una persona no tuvo mayoría absoluta de
aceptación, tú Delcy Rodríguez.
Si, la misma que usted, ustedes, yo, y millones de personas conocemos
en Venezuela y fuera de sus fronteras. La Canciller , la hermana de Jorge Rodríguez (a su
mamá no la mencionaré porque no viene al caso). Me correspondió compartir
contigo salones en el jardín de infancia Teotiste de Gallegos y en la Escuela Dr. Jesús
María Bianco (instituciones administradas por la UCV ), nos distinguía que éramos hijos de
empleados ucevistas. Pero tú y yo teníamos algo más en común, la vulnerabilidad
notable de ser asmáticas. Delcy, eras algo así como una muñequita frágil que
todos consentían, no sólo por la enfermedad en sí, sino por la actitud que
imponías, a lo que se sumó en algún momento la historia del asesinato de tu
padre Jorge Rodríguez, y esto generaba hacia ti un trato notablemente
particular, podríamos decir, preferencial. Es que el tema del socialismo y
comunismo no es nuevo, en las esferas políticas y el entorno ucevista hablar de
guerrilla, de perseguidos políticos y asuntos afines era la cotidianidad. En
efecto, muchos de nuestros padres, aún creen en esa quimera.
Ahora bien, conscientes de los años transcurridos, paradójicamente, la
muerte de tu padre, Delcy, no sólo se le vincula a hechos delictivos que
superan la militancia izquierdista, es que ha sido el bastión para que como una
bola de nieve, el odio, el ensañamiento, la venganza, crezcan como las excusas
perfectas tanto en ustedes, sus hijos, como en quienes paradójicamente creen
una sola parte de la historia. Se me viene a la mente el cuento de Caperucita
Roja, pero narrado exclusivamente por ella; so pena de escuchar la versión de
los involucrados. En fin, el punto inflexible es que ahora que tengo la
oportunidad de verte como embajadora de la maldad, del terror, de la mentira,
me cuestiona de forma incesante aquella imagen tuya de la niñez, incapaz de
levantar la voz porque te cansabas; con los ojos hundidos por falta de oxígeno
ante el menor esfuerzo. Quién podría predecir que te transformarías en la
protagonista de un cuento de hadas, pero en el rol de la villana.
La mayoría de nosotros -los de tu generación-, por increíble que pueda
parecer, hemos cambiado más físicamente que en lo espiritual. Conservamos la
misma camaradería, la misma sensibilidad social, la misma complicidad de la
infancia. Nos une el sentimiento de la hermandad, y en ella no hay espacio para
ti. Indefectiblemente tiene que ser demasiado triste saberte sola, despreciada
y olvidada. Es que te convertiste en una persona que, al menos yo, desconozco;
en la embajadora de un país portátil que viaja en maletines verdes o blancos;
tú representas todo lo que un venezolano humilde, honesto y cabal no está
dispuesto a tolerar o avalar, y por tanto, muchos nos fuimos, nos han botado de
la casa sin portarnos mal, mientras ustedes se enquistaron para sembrar la
desidia, una espiral de violencia que supera a una nación en guerra; es una
hecatombe por hambre.
Y es lógico que afirmes constantemente que Venezuela no está en crisis,
ni requiere de ayuda humanitaria; es simple para ti que no haces colas, que
tienes escoltas y, por consiguiente, tu vida no se vulnera ante la inclemente
delincuencia; para ti que cambias de monturas como de ropa interior; para ti
que te cuelgas carteras y pisas con calzado de manufactura de las más
renombradas casas de moda. Qué sabes tú del dolor de quienes despiden a diario
en el aeropuerto a familiares sin saber cuándo los vuelven a ver; de quienes
han tenido que decir adiós para siempre a hijos, esposos, padres o familiares,
y vecinos víctimas de la impunidad imperante. Eres embajadora de un país de
fantasía que se recrea sólo por las historias mal contadas en VTV; liderado
–como mencionara Boris Muñoz en su insigne artículo-, por un “Gobierno de
Malandros”, y yo agrego de narcotráfico y pranes. Un gobierno disfrazado de
democracia pero con todo el porte y abolengo de dictadura, a ese tú lo
defiendes, lo respaldas y te sientes orgullosa. Insisto, te desconozco.
Ustedes transformaron esta nación, ciertamente la revolucionaron para
convertirla en líder en inflación, inseguridad, en pobreza. Un sistema de
salubridad de peregrinaje; un calvario perenne para conseguir medicamentos, un
país de miedo ante los espantosos colectivos; le han inoculado a la gente la
desesperanza, el pesimismo, el conformismo y peor aún, la resignación; un país
que agradece bajando la cabeza porque le venden una mísera bolsa de comida cuyo
contenido no es más que una bofetada a la dignidad. Delcy, la gente se está
muriendo, aunque no quieras entenderlo, y se muere no sólo de hambre, es que le
han asesinado la moral, los valores y, aunque Venezuela logre recuperarse
económicamente, y se encause hacia un porvenir de prosperidad y progreso, la
cruzada de mayor tiempo y esfuerzo será su recuperación social y psicológica.
Pero Delcy, eso sólo lo comprenderías si te comieras un cable.”
No olvides dejar su comentario y un me
gusta “GRACIAS”
Nota
Sr. Jesús, tú guías sabiamente a
las naciones;
No queremos más odio, ni
decadencia;
No queremos miedo, ni muerte;
Danos la paz, la fuerza y la cordura
que hará justicia.
¡Por favor señor! Haz que las
calles se llenen de nuestro esfuerzo, con un despertar que sólo, nos darás tú,
para construir un país de paz y de progreso.
“Esta es mi petición de hoy para
todos los venezolanos.”
Amén.
TodoesNoticia
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