(TodoesNoticia1214
18/06/2017) Estos son los escenarios del país: Sobre las transiciones
democráticas
“Me voy con muchísima alegría y
optimismo, porque creo que culmina una etapa en la vida política del país, y se
abre una nueva época, un nuevo tiempo”.
Con esta frase el presidente
interino del Perú, Valentín Paniagua,
se despedía de la Presidencia de la República el 28 de julio de 2001, tras un
período tormentoso en la historia política del país inca.
En el año 2000, el entonces Presidente Alberto Fujimori fue electo
por tercera vez, contrario al mandato constitucional que prohibía la
reelección, y pocos meses después se generó una crisis política con la difusión
de videos que implicaban a Vladimiro Montesinos, su operador político, en la
compra de votos de congresistas opositores.
Debemos destacar que poco a poco,
el fujimorismo fue perdiendo el
apoyo en la población y sus respaldos institucionales, lo que obligó al Presidente a convocar a
nuevas elecciones y poco después a renunciar desde Japón. Valentín Paniagua,
militante de la democracia cristiana y reconocido por su integridad moral entre
sus compatriotas, fue nombrado Presidente del Congreso y pocos días después
Presidente interino del país, ante la fuga y renuncia de numerosos congresistas
de la bancada oficial.
Paniagua, en pocos meses le dio
estabilidad al país y lo condujo a un proceso electoral sin traumas. Su
gobierno se encargó de la liberación de los presos políticos, creo la Comisión de la Verdad y la Reconciliación
para investigar los crímenes cometidos durante el terrorismo, devolvió sus
atribuciones a los gobiernos municipales, reorganizó las Fuerzas Armadas e
impulsó el regreso del país a la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos.
Paniagua es recordado por los
peruanos como uno de los mejores presidentes del país, y el fujimorismo supo mutar para adaptarse a
las normas de convivencia democráticas. Hoy en día sigue siendo una fuerza
política muy importante en el país al punto de ser mayoría en el Congreso.
Este proceso de transición
ilustra muy bien la complejidad y el carácter inesperado de quienes los
encabezan. En nuestro país, con miras a impulsar un cambio de gobierno, la
oposición decidió utilizar su activo más importante: la manifestación popular
de la gente en la calle para propiciar una transición democrática, pero esta
fuerza por si sola no es suficiente. Para que ocurra una transición es
necesario que concurran todas las fuerzas políticas del país y no sólo la
oposición.
La construcción de viabilidad
política debe ir aparejada con la protesta de calle, y la búsqueda de una
visión inclusiva que pueda acercar a los sectores oficialistas descontentos con
la forma como se ha planteado la constituyente.
Es necesario también un ejercicio
de pedagogía orientado a explicar hacia donde se va y cuáles son los objetivos
una vez que se logre la transición. El otro punto álgido es el de la
negociación entre ambas partes, en las que cada uno se comprometa a ceder en
algo y respetar acuerdos mínimos para garantizar la supervivencia política del
chavismo, sin venganza ni exclusión.
Para que la transición sea
democratizante como en Perú, es necesario el consenso en torno a una figura que
represente lo que en su momento fue Paniagua, un demócrata, de intachable
trayectoria política y sin aspiración presidencial inmediata. Esto permitirá
asumir los costos de medidas políticas y económicas que resultaran impopulares,
pero que serán necesarias para estabilizar al país a mediano plazo.
Si en este momento no hay un
consenso entre la oposición y el chavismo disidente, al cual se van sumando día
a día nuevas voces, el riesgo de la ingobernabilidad es muy elevado. A dos
meses de la protesta, ya se observan signos muy preocupantes que apuntan a la
anarquía.
Aún cuando el gobierno mantiene
casi todo el control institucional, carece de legitimidad para imponerse a la
población y la oposición al no poder expresar electoralmente su mayoría,
tampoco tiene la fuerza para imponerse, lo cual hace muy complejo el juego
político.
Lo que en el fondo de todo esto
subyace es la voluntad de una minoría política de no contarse y abrir paso al
nuevo liderazgo y proyecto político que representa al país en este momento.
Fuente: El Impulso
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Nota
A ti mi Virgen querida A ti que
todo lo puedes, Tú que cuidas nuestras vidas Cuando el mal tiende sus redes.
Virgen que das PAZ al hombre Que labora noche a día Sé que puedes con tus dotes
Calmar la melancolía. Haznos Virgen un milagro, De subsanar nuestra herida,
Devuelve a la patria su FE Que a momentos se ve perdida. Dale a Venezuela la FE , La FE de navegar por la vida, como
una barca gigante Con las velas extendidas.
Que venza viento y marea Que corte el odio sin miedo, Y que mi gente en
Venezuela no diga más ¡yo no puedo! Que paguen su desatino Aquellos que no la
quieren Y cubre a todos tus hijos Con un manto de luceros. Que mantengas unido al pueblo y el AMOR sea
la vía,Y así conseguir sosiego ¡QUERIDA VIRGEN MARÍA¡
Amén.
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